Así surgen diálogos generalmente de poca trascendencia pero, a veces, lo inesperado aparece, el encuentro con el OTRO se produce y accedemos al "carozo del alma"
Esos momentos, mágicos, son los que nos permiten albergar la esperanza de que alguien se interesa auténticamente por nosotros, al punto de abrirnos su intimidad.
No lo anecdótico, no las secuencias de su pasar cotidiano, no los avatares de su cotidianeidad sino algo más profundo: sus sueños, sus fracasos, sus expectativas esperanzadoras, su potencia vital.
Esa experiencia, invalorable, nos interpela...Por qué aquellos que están supuestamente cerca, en quienes depositamos el afecto profundo, la confianza irrestricta, ignoran la posibilidad de la entrega???
Y, de repente, nos defraudan.
No se habla de engaño, es algo más sutil, más doloroso, más profundo...nos invisibiliza como objeto amoroso.
No hace muchas décadas que se incorporó al lenguaje diario el concepto de Inteligencia emocional y parece que de ésto se trata, de su ausencia.
Aun el abordaje de la materia dura requiere una pizca de dulzura, de sensibilidad frente al sentimiento del OTRO, de verdadera empatía.
Pero...
A veces es imposible y es entonces donde el futuro se transforma en pasado, las ilusiones -corroídas por la palabra- desaparecen y los días se vuelven iguales.
Una vez más